En la final de la Champions League, jugada en el estadio Olímpico de Luzhniki de Moscú, Giggs marcó uno de los penales decisivos que hicieron que el club inglés se alzara con su tercera Copa de Europa. Tuvieron que pasar nueve años desde el último trofeo europeo ganado por el Manchester para que Ryann Giggs, junto con Paul Scholes, volvieran a levantar la gran copa que les acredita como uno de los mejores clubes europeos.